Es mejor estar tranquilo que con deudas
September 11, 2017
Es mejor estar tranquilo que con deudas
Posiblemente sea el primer post no técnico que escriba en este blog, y tal vez el último, pero quiero ponerlo aquí porque como decimos en el trabajo, existen 3 cosas que nos acompañan de por vida:
- Tu familia
- Tu salud
- Tu billetera
Diré que desde hace 4 años mas o menos venía con esta idea de comprarme mi moto, un capricho de adolescente inmaduro que se adentró en mi adultez temprana y se convirtió en algo así como una obsesión, no de esas enfermizas que te quitan el sueño sino de esas que colocas en tu lista de objetivos de año nuevo y las tienes en tu lista de prioridades de todos los días.
Solicité un crédito de libre inversión por el valor total de la moto y luego de trámites me encontré con la primera frustración: el crédito lo aprobaron por el 30% del solicitado. No los culpo, un recién egresado sin experiencia crediticia no parece ser un buen prospecto para desembolsarle un monto de ese tamaño en su primer crédito de consumo.
Lo positivo era que la tasa mensual era del 1.2% que representa una tasa del 15% Efectivo Anual y pintaba bien de acuerdo con los valores estándares de mi país.
Luego de un par de semanas con el efectivo en mi cuenta de ahorros, me atacó ese impulso de idiotez
que me caracteriza tan a menudo y dije ya es hora, quiero mi moto de cumpleaños así que paguemos con la tarjeta de crédito, que tiene una tasa mensual del 2.34% que en Efectivo Anual se convierte en 32% cercano a la tasa máxima permitido por el gobierno de mi país.
Fui al concesionario y pedí mi moto.
El sin sabor se sintió inmediatamente deslicé la tarjeta por el datáfono. Camino al trabajo esos pensamientos de persona adeudada no se separaban de mi. Sabía que los meses siguientes se pondrían bastante feos por el tema económico, pero al menos tenía ese alivio de que por fin estaba cumpliendo mi capricho de adolescente.
Con el paso de los días estaba mucho mas impaciente por la llegada de mi anhelada moto y un preocupado por como haría para pagar las cuotas el próximo mes y al cabo de otro par de semanas racionalicé que ese estrés por la deuda venidera me estaba transformando en alguien mas ansioso, preocupado e incluso ya no podía conciliar el sueño con facilidad. Y llegó el primer extracto de la tarjeta de crédito.
No era sorpresa, pues como buen estudiante había realizado la tabla de amortización tal cual como me la enseñaron en la academia y sabía el valor por el que llegaría, pero en ese momento sabía que las cosas estaban mal. A pesar que sabía que podía pagar el monto me di cuenta que estaba ahorcando mi presupuesto mensual de una manera increíble y que si en algún momento ocurría alguna eventualidad iba a quedar colgado de una manera que no quería imaginarme.
Afortunadamente aún no me habían entregado la moto.
Fui al concesionario y hablé con mi vendedor, quien expresó sus disculpas de muchas maneras distintas, diciéndome que aún la moto no llegaba y que definitivamente no llegaría sino hasta la otra semana. Le expresé mi inconformidad de una manera calmada y me dijo que entendía y que si lo deseaba podía solicitar un reembolso de mi dinero. Sin pensarlo dos veces agarré un bolígrafo e inicié el proceso.
Se que los procesos de devolución pueden ser complicados y tediosos, pero en algún momento llegan a un feliz término.
Al salir del concesionario supe que había le había comprado plata al banco de una manera tonta, que iba a pagar al siguiente mes una cuota con los intereses del 70% de una moto que no voy a tener, pero por primera vez en tres semanas estaba tranqui.